miércoles, 8 de septiembre de 2010

REFLEXIONES


Lo que más nos gusta es el microbio, la podredumbre, aquello que se descompone y en su decrepitud, estimula nuestro olfato y nuestra vida. Aborrecemos esta cultura de la asepsia, de la higiene, de la corrección mental: nos gusta chupar la cabeza de un besugo, comernos las tripas asadas de una becada, lamer la corteza enmohecida de un queso enfermo, bebernos el jugo de una cepa podrida, intoxicarnos con sabia insensatez, envenenarnos para morir más felices.